El valor del proceso individual frente a la inmediatez
Especialistas en coaching reflexionan sobre el valor de los procesos individuales y colectivos, resaltando la necesidad de tiempo y paciencia en un mundo de inmediatez.

En un mundo acelerado que prioriza la inmediatez, reflexionar sobre los procesos personales, es decir individuales, y colectivos se vuelve esencial. Es precisamente este punto el que aborda la coach Marcela Vallejo, resaltando la importancia del tiempo como condición indispensable para el aprendizaje, el cambio y la convivencia.
En un tono poético y práctico, invita a los espectadores a valorar el tiempo como un recurso muy preciado, ya que “somos procesos; tenemos que seguir aprendiendo y mejorando”. La también conferencista propone un camino hacia el crecimiento auténtico, alejado de atajos y fórmulas mágicas, pues el campeón fue novato; el sabio fue ignorante.
Los procesos personales, son caminos incómodos pero necesarios para el desarrollo: exigen esfuerzo, paciencia y tiempo, cualidades que contrastan con la presión constante del entorno inmediato, donde se buscan resultados rápidos sin considerar los trayectos individuales, lo que importuna estos procesos intrínsecos al ser humano.
Desde su experiencia profesional, Vallejo menciona que cuando hay más de dos personas, ya hay dificultades de comunicación, por lo que considera al coaching como herramienta para mejorar la interacción entre individuos que no siempre comparten objetivos ni lenguajes, sonre todo en grupos en las empresas.
La comunicación efectiva es clave en este proceso, permitiendo conectar con las perspectivas diversas y construir un trabajo colaborativo más fluido. En el plano educativo, Vallejo defiende la necesidad de respetar los ritmos individuales en el aprendizaje.
“Cada chico aprende a su ritmo; no hay un molde único”, afirma, señalando que las comparaciones muchas veces generan ansiedad y frustración. Este enfoque reconoce la diversidad humana y promueve una experiencia educativa más personalizada y significativa.
El trabajo del coach también requiere consentimiento y preparación profesional, ya que el objetivo es acompañar al otro en su crecimiento individual de manera respetuosa y efectiva. Para finalizar, Vallejo utiliza una poderosa metáfora: El capullo no se abre sin tiempo; la mariposa espera”.