¿Por qué fracasan las empresas en integrar la sustentabilidad?
La integración de la sustentabilidad en las empresas enfrenta la falta de conexión entre diferenres áreas y la medición deficiente, por lo que se requiere un enfoque estratégico.

La integración de la sustentabilidad en las operaciones empresariales se ha convertido en un desafío crucial para organizaciones de todos los tamaños. A pesar de contar con recursos y la voluntad de avanzar hacia prácticas verdes, muchas empresas enfrentan obstáculos significativos para lograr una implementación transversal de estos principios.
Una de las principales barreras radica en la estructura organizacional. Las áreas de sustentabilidad suelen operar de forma aislada, sin acceso a los espacios donde se toman decisiones estratégicas. Esta desconexión dificulta la construcción de una estrategia robusta y puede generar fricciones que perciben a la sustentabilidad como un costo adicional en lugar de una inversión estratégica.
Para superar esta barrera, es fundamental ir más allá del reporting o la adhesión a marcos internacionales. Una estrategia efectiva de sustentabilidad requiere anclarse en los temas materiales más relevantes para el negocio, contar con el compromiso real de los líderes y construir un plan de acción con indicadores claros, responsables definidos y recursos asignados.
Un trabajo articulado entre las áreas de sustentabilidad y las operaciones es clave para lograr la integración efectiva. Los responsables del área de sustentabilidad deben comprender en profundidad los objetivos del negocio, mientras que los equipos operativos deben incorporar criterios de impacto como parte de su gestión diaria.
La medición también juega un papel fundamental. Lo que no se mide no se puede mejorar. Sin datos sólidos y estructurados con rigurosidad y consistencia, las estrategias se construyen sobre percepciones, lo que puede llevar a compromisos mal fundamentados o iniciativas mal dirigidas.
Riesgo reputacional
En este contexto, muchas empresas están optando por comunicar menos y trabajar más puertas adentro, priorizando la evidencia sobre la narrativa. Esta mayor prudencia surge como respuesta al riesgo reputacional asociado al greenwashing, pero es fundamental comprender que no comunicar (greenhushing) temas relevantes para los stakeholders clave también puede ser percibido negativamente.
Por lo tanto, es crucial ir construyendo una estrategia que permita ir reportando avances con transparencia, siempre basada en evidencia. De esta manera, se puede generar confianza y demostrar el compromiso real con la sustentabilidad. En regiones como Latinoamérica, los desafíos para integrar la sustentabilidad son aún más complejos.
El avance del nearshoring ha acelerado la presión por parte de empresas internacionales que buscan cadenas de valor sostenibles, pero muchas veces esta presión supera la capacidad interna de respuesta de las organizaciones locales. Es fundamental adaptar las metas globales a la realidad regional y traducir el lenguaje del impacto en términos que cada área pueda entender: eficiencia operativa, reducción de riesgos, nuevas oportunidades de negocio.
De esta manera, la sustentabilidad se consolida como una perspectiva transversal que armoniza intereses, identifica puntos críticos de la cadena de valor y habilita soluciones. En resumen, la sustentabilidad cobra verdadero valor cuando deja de ser una narrativa aspiracional para convertirse en una palanca concreta de competitividad, resiliencia y eficiencia.