Consumo de agua en IA, igual al de un país como México

El consumo de agua de la Inteligencia Artificial es comparable al de México, debido a la alta energía requerida para su funcionamiento, lo cual genera impactos ambientales significativos.

La Inteligencia Artificial (IA) ha irrumpido en diversos aspectos de la vida cotidiana, ofreciendo soluciones innovadoras en campos como la medicina, la protección ambiental y la predicción de fenómenos climáticos. Sin embargo, este avance tecnológico conlleva un impacto ambiental significativo que exige una reflexión crítica.


El consumo energético asociado al entrenamiento de modelos de IA y a las consultas a sistemas inteligentes es equivalente al consumo de un país como México. Esta enorme cantidad de energía proviene en gran parte de fuentes fósiles, lo que contribuye directamente a las emisiones de gases de efecto invernadero y al cambio climático global.


Además, el funcionamiento constante de los servidores y procesadores requiere grandes cantidades de agua para su refrigeración, generando contaminación térmica y poniendo presión sobre los recursos hídricos. La relación entre la IA y el consumo de agua es estrecha.


Se estima que para realizar una sola consulta o proceso, se utilizan entre 4 y 5 litros de agua. Considerando el crecimiento exponencial del uso de la IA a nivel mundial, este consumo de agua se traduce en un impacto considerable en los ecosistemas y la disponibilidad de este recurso vital.


Ante estos desafíos ambientales, es crucial implementar una regulación estricta en el desarrollo y la implementación de la IA. Se necesitan medidas que promuevan la eficiencia energética, el uso responsable del agua y la transición hacia fuentes de energía limpia.


La economía circular también juega un papel fundamental en este contexto, asegurando que los componentes tecnológicos se reutilicen y reciclen de manera sostenible, minimizando el impacto ambiental durante todo su ciclo de vida.


El caso de México, oportunidades y desafíos

En México, la industria tecnológica está experimentando un crecimiento significativo, con la instalación de Centros de Datos en Querétaro y San Luis Potosí. Si bien este desarrollo ofrece oportunidades económicas, también plantea desafíos relacionados con el consumo de agua y energía.


Es fundamental adoptar políticas públicas que fomenten una IA responsable y sostenible, considerando las particularidades del territorio mexicano, toda vez que el consumo de agua asociado a la IA se ha convertido en un factor clave en la evaluación de su impacto ambiental.


La demanda creciente por parte de los Centros de Datos y sistemas de procesamiento exige una gestión eficiente del agua, minimizando el desperdicio y promoviendo la reutilización. La transición hacia energías renovables es esencial para mitigar este impacto y garantizar un futuro sostenible para la tecnología AI.

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