Producción de Gas Natural de Pemex retrocede 8.7% en 1T25

La producción de Gas Natural de Pemex bajó 8.7% en el primer trimestre de 2025 debido a la declinación de campos maduros, pozos complejos y cierres temporales en plataformas marinas.

La producción de Gas Natural por parte de Petróleos Mexicanos (Pemex) durante el primer trimestre de 2025 (1T25) experimentó un retroceso de 8.7%, alcanzando 3,502 millones de pies cúbicos diarios (MMpcd). Esta situación, que representa una pérdida de 334 MMpcd en comparación con el 1T24, se atribuye a diversos factores que afectan la eficiencia de la operación.


Una de las causas principales de la caída en la producción radica en la declinación natural de campos maduros, como Onel, Maloob, Zaap y Tupilco Profundo. Estos campos, al haber sido explotados durante un periodo prolongado, presentan una reducción natural en su capacidad productiva, lo que limita la cantidad de Gas Natural extraído.


Además de la declinación de campos maduros, Pemex enfrenta dificultades técnicas en la terminación de pozos complejos. Estas complicaciones impiden una incorporación eficiente de nuevos volúmenes de Gas Natural, afectando directamente la producción total.


En particular, la producción de gas asociado, extraído junto con el petróleo, cayó en 266 MMpcd, lo que representa un retroceso interanual de 13.6%. Esta disminución se vio agravada por el cierre temporal de pozos cíclicos en la Región Marina Noreste, una medida técnica necesaria para realizar mantenimiento y garantizar la seguridad operacional.


No solo la producción de gas asociado se ha visto afectada, también la producción de gas no asociado, es decir, el Gas Natural que no acompaña al petróleo, presentó una baja de 68 MMpcd, equivalente a una disminución de 3.6% respecto al 1T24. Esta situación pone en evidencia la complejidad del panorama actual para Pemex y los desafíos que enfrenta para mantener un nivel de producción estable.


El origen de la producción de gas también refleja esta realidad, con 63% proveniente de campos terrestres y 37% restante de campos en aguas someras. Esta creciente dependencia de zonas más accesibles, aunque más propensas a agotarse rápidamente sin inversión en exploración y mantenimiento, resalta la necesidad de estrategias a largo plazo para asegurar la sostenibilidad de la producción.

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