Semana de 40 horas, serio desafío para empresas mexicanas
El estancamiento de la productividad, el aumento de costos salariales para empresas formales, especialmente las pequeñas, y la falta de medidas para mejorar la productividad en el sector microempresarial, son los desafíos.

La decisión de limitar la semana laboral a 40 horas ha sido recibida con entusiasmo por muchos sectores, sin embargo, esta medida enfrenta serios desafíos en su implementación. Uno de los principales problemas reside en el estancamiento prolongado de la productividad laboral. Si bien los aumentos salariales son deseables, cuando no se acompañan de un incremento en el rendimiento, pueden tener impactos negativos para la economía.
Este escenario plantea un desafío considerable para las empresas formales, especialmente para las pequeñas y medianas, ya que aumenta los costos salariales y obstaculiza el crecimiento. En el ámbito económico, se reconoce ampliamente que la evolución del costo laboral debe estar en línea con la productividad. Los aumentos salariales sin un correlato en la eficiencia pueden generar desequilibrios en el sistema.
En México, los índices de productividad laboral han mostrado una disminución entre 4% y 6% en comparación con los niveles de 2018. A pesar de esta situación, los salarios mínimos reales han experimentado un aumento de 111% entre 2019 y 2024, junto con otras medidas que han elevado los costos laborales en 60% en términos reales. La implementación de la semana laboral de 40 horas se llevará a cabo gradualmente hasta completarse en 2030.
Algunos empresarios argumentan que para entonces se debe lograr un aumento significativo en la productividad. Sin embargo, los planes del gobierno no incluyen medidas específicas para facilitar el crecimiento de las microempresas, que representan 96% del total y enfrentan desafíos como la falta de división del trabajo, la escasez de crédito y una limitada capacidad de inversión.
La adaptación a la nueva semana laboral no será sencilla para la mayoría de las empresas. Actualmente, cerca de 50% de los trabajadores realizan más de 40 horas semanales. Las empresas adoptarán diversas estrategias para afrontar esta medida, desde la reducción de la producción hasta la contratación de horas extras. En el segundo caso, el costo laboral de quienes trabajen más de 40 horas aumentaría hasta 40%.
La carga recaerá principalmente sobre las micro y pequeñas empresas, que representan 99% del total, y poseen una productividad laboral tres y cinco veces menor que las medianas y las grandes, respectivamente. Debido a estas circunstancias, es probable que para muchas micro y pequeñas empresas la semana de 40 horas sea imposible de afrontar bajo una estructura laboral formal.
Esto dificultará aún más el acceso a este segmento, generando un escenario complejo en el que la informalidad aumenta como una alternativa. En conclusión, las empresas, especialmente para las micro y pequeñas deberán se acompañadas en esta transición e implementa en ellas medidas que fomenten la productividad y apoyen su crecimiento, a fin de evitar un mayor impacto en la economía informal.