Salud de los suelos, crucial para asegurar la seguridad alimentaria

La agricultura de conservación en Brasil captura carbono en los suelos, restaurándolos al nivel de la vegetación natural y superándolo en algunos casos, mejorando la producción de alimentos.

La agricultura sostenible se posiciona como una herramienta fundamental para mitigar el cambio climático y asegurar la seguridad alimentaria global. Un estudio reciente realizado en Brasil ha arrojado resultados alentadores, demostrando que las prácticas de conservación agrícola a largo plazo pueden contribuir significativamente a la captura de carbono en los suelos.


La investigación, liderada por especialistas de la Universidad de Ohio, analizó la evolución de los niveles de carbono en el suelo bajo tres escenarios diferentes: vegetación nativa, agricultura tradicional con labranza y agricultura de conservación.


Los resultados revelaron que la aplicación conjunta de prácticas de conservación como la siembra directa, la cobertura permanente del suelo y la diversificación de cultivos permite recuperar entre 80% y 100% del carbono original de los suelos, o incluso superarlo en algunos casos.


Este hallazgo es especialmente relevante en un contexto donde las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI), como el dióxido de carbono (CO₂), son uno de los principales motores del cambio climático. La agricultura tradicional con labranza contribuye significativamente a estas emisiones al liberar el carbono almacenado en el suelo hacia la atmósfera.


En contraste, las prácticas de conservación agrícola actúan como sumideros de carbono, absorbiendo y almacenando este gas a largo plazo. No solo se trata de mitigar el cambio climático; la agricultura de conservación también tiene un impacto positivo en la salud del suelo.


Las prácticas de conservación ayudan a mejorar la estructura del suelo, aumentar su contenido de materia orgánica y promover la biodiversidad del subsuelo. Esto, a su vez, conduce a una mayor capacidad del suelo para retener agua, nutrientes y prevenir la erosión.


Suministro de alimentos global

Además de sus beneficios ambientales, la agricultura de conservación también presenta ventajas económicas. Estudios han demostrado que por cada tonelada extra de carbono capturado en suelos agrícolas degradados, los rendimientos de cultivos como el maíz y el trigo pueden aumentar hasta 20 y 40 kg/ha, respectivamente. Esto se traduce en una mayor productividad agrícola y en un aumento en las rentabilidades para los agricultores.


La seguridad alimentaria también se ve beneficiada por la adopción de prácticas de conservación agrícola. Al mejorar la salud del suelo y aumentar la productividad, se contribuye a garantizar el suministro de alimentos para una población global en crecimiento. La FAO estima que para 2050 habrá 9,800 millones de personas en el mundo, lo que exige un aumento significativo en la producción de alimentos.


En la actualidad, asociaciones que impulsan la agricultura de conservación, como la Confederación de Asociaciones Americanas para una Agricultura Sustentable (Caapas), están replicando ensayos similares en sitios de Argentina y Paraguay. Este esfuerzo busca cuantificar los impactos de estos modelos sobre la acumulación de carbono en los suelos a largo plazo y promover su adopción en otras regiones del mundo.


La investigación brasileña representa un paso adelante en la lucha contra el cambio climático y hacia una agricultura más sostenible. Al demostrar que las prácticas de conservación agrícola pueden capturar carbono y recuperar la salud del suelo, se abre un camino para un futuro más verde y seguro para todos.

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