El dilema de Texas: ¿energías limpias o combustibles fósiles?

Republicanos en Texas se dividen sobre las energías renovables, con algunos apoyando el proyecto de ley 819 que restringe estas, mientras otros, como John Davis, ven en ellas oportunidades económicas para sus comunidades.

Texas, el corazón petrolero y gasífero de Estados Unidos, se encuentra en un punto crucial de su historia energética. Mientras tradicionalmente se ha asociado con rebaños de ganado, vaqueros y pozos petroleros, hoy en día se perfila como un líder indiscutible en las energías renovables, con una producción combinada de energía eólica y solar que casi duplica a su rival más cercano, California.


Texas ha experimentado un auge en la adopción de tecnologías limpias, triplicando la cantidad de almacenamiento en baterías en 2024 y liderando el camino en alternativas emergentes como la geotermia. Esta transformación energética representa una oportunidad para diversificar la matriz energética del estado, genera miles de empleos verdes y ha ahorrado a los contribuyentes millones de dólares en los últimos años.


Pero un sector político se opone a esta evolución hacia las energías limpias. Las propuestas legislativas buscan frenar el crecimiento del sector renovable, atentando contra la estabilidad energética y económica de Texas. Estos intentos por sofocar el floreciente sector de las energías renovables despiertan la preocupación de muchos, incluyendo a republicanos como John Davis, un ganadero que ya genera una parte significativa de sus ingresos a través de aerogeneradores.


Para él, estas medidas representan una contradicción con los principios conservadores del partido, priorizando la protección de la industria del petróleo y el gas sobre la innovación y la sostenibilidad. Davis no está solo en su oposición al retroceso hacia los combustibles fósiles. Encuestas recientes muestran que la mayoría de los votantes republicanos en Texas se oponen a las medidas para frenar el desarrollo de las energías renovables.


La visión de un futuro energético más limpio y sostenible gana terreno, incluso en comunidades tradicionalmente asociadas con la extracción de combustibles fósiles. El debate energético en Texas refleja una lucha global entre el pasado contaminante y el futuro sostenible. Las comunidades más pobres del estado, como Menard, ven en las energías renovables una oportunidad para generar ingresos, crear empleos y mejorar sus condiciones de vida.


La inversión en almacenamiento en baterías y otras tecnologías limpias no solo garantizará la estabilidad energética de Texas, sino que también contribuirá a mitigar el cambio climático, asegurando un futuro más limpio y próspero para las generaciones venideras. Pero no es todo en materia de renovables, el presidente Donald Trump firmó el viernes una serie de decretos para impulsar la producción de energía nuclear civil en Estados Unidos.


Estos decretos incluyen una reducción de los procesos regulatorios sobre una tecnología que tiene un interés creciente en Estados Unidos, a pesar de su alto costo de construcción y de la sensibilidad política que genera tras los desastres de las centrales de Fukushima en 2011 y de Chernobyl en 1986. "Firmamos importantes órdenes ejecutivas que realmente nos convertirán en la verdadera fuerza de esta industria", declaró Trump a periodistas.

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