Crisis en Mar Rojo provoca récord de emisiones de carbono en transporte de contenedores

El CEI indica un aumento de 12.2% en las emisiones de carbono en las 13 principales rutas de transporte marítimo de contenedores.

Las emisiones de carbono en el tráfico marítimo de contenedores han alcanzado niveles sin precedentes, especialmente debido a las crisis en el Mar Rojo y a la interrupción de las rutas comerciales.


El Índice de Emisiones de Carbono (CEI) de las organizaciones Xeneta y Marine Benchmark refleja el impacto negativo que ha tenido el conflicto bélico en el medio ambiente y en las operaciones marítimas a nivel global.


El CEI indicado un aumento significativo de 12.2% en las emisiones de carbono en las 13 principales rutas de transporte marítimo de contenedores, alcanzando los 107.9 puntos en el tercer trimestre del presente año. Esta cifra representa un acrecimiento histórico en comparación con el año anterior, antes de la crisis en el Mar Rojo.


El CEI se basa en los estándares de 2018, y cualquier cifra por encima de 100 indica un aumento en las emisiones de carbono por tonelada de carga transportada en relación con ese periodo. Esta es también la segunda ocasión que se supera la marca de los 100 puntos, siendo la primera vez en el primer trimestre de 2024, debido a las tensiones en la zona.



Aumento de las emisiones en rutas afectadas

Las cuatro rutas más afectadas por la crisis en el Mar Rojo, que implican desvíos alrededor del Cabo de Buena Esperanza, África, han aumentado más del 30% en las emisiones en el tercer trimestre de 2024 en comparación con el mismo periodo del año anterior. En particular, la ruta entre Lejano Oriente y el Mediterráneo ha registrado el mayor incremento, con un notable 60.1%.


Una de las razones del aumento de las emisiones, en especial en la ruta de regreso en el Transatlántico, se debe a la reducción de 1.250 TEUs en la capacidad media de los buques en esta ruta.


Las naves de menor tamaño resultan menos eficientes en términos de emisiones de carbono. Asimismo, el aumento de la velocidad de los buques, impulsado por la necesidad de recuperar tiempos de espera, ha contribuido al incremento de las emisiones en las rutas de retorno.


Este contexto plantea un dilema en relación con la reducción de las emisiones de carbono, ya que en tiempos de congestión y tarifas elevadas, la prioridad parece estar en recuperar la capacidad de carga en lugar de en la sostenibilidad ambiental.


La presión económica sobre las líneas navieras también ha influido en esta situación, relegando la reducción de emisiones de carbono a un segundo plano.

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