Deshielo en el Ártico incrementa el tráfico marítimo

El transporte de petróleo crudo en el Ártico aumentó considerablemente en 10 años debido al deshielo, pero no implica que sea una ruta marítima segura.

El deshielo acelerado en el Ártico ha tenido un impacto significativo en el transporte marítimo en la última década, ya que es una ruta más rápida para el traslado de mercancías, pero no por ello está excenta de riesgos, como apuntan diversos ambientalistas.


Un informe del Centro de Logística del Alto Norte de la Universidad de Nord en Noruega, revela que las travesías completas en la región han experimentado un incremento explosivo, pasando de solo cuatro en 2010 a un asombroso total de 97 en 2024.


Este aumento en el tráfico marítimo se debe a la navegabilidad de las aguas del Ártico, lo que multiplicó las rutas marítimas en la región. En particular, el transporte de petróleo crudo experimentó un aumento de 2400% en 10 años, convirtiéndose en uno de los principales productos transportados por esta "nueva" vía.


Según el mismo informe, 62% del total de carga transportada por rutas árticas en 2024 correspondería al petróleo, seguido por cargueros que transportan otros productos derivados de combustibles fósiles. Estos datos exponen la transformación que ha sufrido el Ártico, convirtiéndose en una especie de "autopista marina".


La disputa por los recursos en el Ártico

La "aceleración azul", término que hace referencia a la competencia por la explotación de recursos en la región ártica, genera cada vez más interés por parte de varios países en obtener minerales, materiales y espacio marítimo en esta zona estratégica.


Esta disputa ha llevado a un aumento significativo en la extracción de recursos naturales, siendo el petróleo uno de los principales motores de la presencia de numerosos barcos en el Ártico. Además de las consideraciones económicas, es clave considerar el impacto ambiental que conlleva esta competencia.


El deshielo acelerado ha provocado la disminución considerable del volumen de hielo en las últimas décadas. Esta nueva realidad plantea desafíos no solo para la navegación y el comercio marítimo, sino también para la conservación del medio ambiente y la vida marina en el Ártico.

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