OMI establece precio a emisiones del sector marítimo
La Organización Marítima Internacional establece un precio a las emisiones del sector marítimo para alcanzar cero emisiones netas en 2050, aunque con objetivos y medidas consideradas insuficientes por algunos países.

El sector marítimo internacional busca equilibrar sus operaciones y reducir su huella ambiental. En las recientes negociaciones en Londres, Reino Unido, los delegados reunidos bajo el paraguas de la Organización Marítima Internacional (OMI) intentaron trazar un camino para que este sector alcance las emisiones netas cero para 2050, con hitos intermedios como la reducción del 20% al 30% en 2030 y del 70% al 80% en 2040.
El objetivo es crucial, ya que las emisiones provenientes de barcos y buques representan aproximadamente 3% de los Gases de Efecto Invernadero (GEI), una cifra comparable a la economía completa de Japón. Si bien estas negociaciones suelen transcurrir con relativa calma, las de esta semana se caracterizaron por una tensión inusual.
Estados Unidos, bajo el gobierno de Donald Trump, amenazó con medidas recíprocas a los países que apoyaran un precio a las emisiones del sector marítimo. Finalmente, se llegó a un acuerdo para establecer un precio, incluyendo un comercio limitado como solución para alcanzar un consenso entre las naciones.
Sin embargo, la decisión no se tomó por consenso, como es habitual en estas cumbres. Arabia Saudí solicitó una votación que resultó en 63 votos a favor, 16 en contra y 25 abstenciones. La negativa del país se sumó a la de otros gigantes petroleros como Qatar y Omán, mientras que las islas del Pacífico y los países más vulnerables al cambio climático, como las Islas Marshall y Tuvalu, prefirieron abstenerse.
"No hubo inclusividad ni transparencia en el proceso", denunció el delegado de Tuvalu al finalizar la plenaria de la OMI. El acuerdo internacional que se alcanzó incluye varios niveles que clasifican a los barcos según la intensidad de su combustible y sus emisiones.
Los más contaminantes, aquellos que se esfuerzan por transitar hacia energías limpias y los que generan pocas o cero emisiones, conforman las tres categorías. A partir de 2028, los primeros deberán pagar 380 dólares por cada tonelada de CO₂ equivalente emitida; los segundos, 100 dólares; y los terceros, nada. Este último grupo, además, podrá vender a los primeros el cupo de emisiones que no está generando para compensar sus propias emisiones.
Los recursos generados por las tarifas del primer y segundo grupo irán a un fondo común destinado a ayudar a las naciones en la transición energética marítima. Esta medida busca dar respuesta a dos propuestas divergentes: China y Brasil, respaldados por los petroleros y países sudamericanos, querían crear un mercado de carbono marítimo similar al que tiene la Unión Europea.
Por otro lado, gran parte del resto de países, liderados por las islas, África, Centroamérica y el Reino Unido, perseguían una tasa universal con una tarifa fija por cada tonelada emitida. A pesar de ser la primera propuesta que da paso a un comercio internacional de emisiones y la histórica decisión de ponerle precio a las del sector marítimo, para los sectores más ambiciosos en materia climática, el acuerdo se queda corto.
Desde la organización Clean Shipping Coalition, se señaló al finalizar la plenaria que "aunque un acuerdo es mejor que ningún acuerdo", el documento no ofrece incentivos económicos fuertes para que los dueños de las embarcaciones inviertan en combustibles que no generen emisiones.
Una modelación realizada por la consultora marítima UMAS indica que la decisión aprobada por la OMI reduciría las emisiones del sector solo en 8% para 2030, y no alcanzaría ni 20%, que es lo mínimo buscado. El desafío es significativo, pero la comunidad internacional está comprometida a encontrar soluciones que permitan a la industria marítima navegar hacia un futuro más verde.