Unión Europea mantiene sistema ETS para España y otros ocho países

España, Bulgaria, Chipre, Croacia, Malta, Grecia, Italia, Portugal y Rumanía habían pedido revisar las normas medioambientales del sistema ETS en el transporte marítimo que afectan la competitividad de sus puertos.

El Emissions Trading System (ETS), que grava las emisiones de CO2 en el transporte marítimo en Europa, se mantendrá en los actuales términos, a pesar de que España y otros ocho países pidieron que se sometiera a revisión.


La aplicación del mismo podría suponer el desvío a puertos extracomunitarios de buques portacontenedores, por lo que podría afectar la competitividad de varios puertos españoles, como el de Algeciras, en Andalucía.


Sin embargo, la Comisión Europea aseguró que vigila "de cerca", pero no establecerá acciones complementarias a corto plazo sobre el impacto que pudiera tener la aplicación de tasas de CO2 al transporte marítimo a través del sistema ETS, que Bulgaria, Chipre, Croacia, Malta, Grecia, Italia, Portugal y Ruminania temen que deslocalice el tráfico de mercancías de puertos europeos hacia jurisdicciones más suaves.




Un sistema muy caro el que mide el CO2

Las autoridades españolas querían, antes de la decisión de la comisión, evitar que la aplicación del sistema ETS generará un desbalance en las condiciones de competencia para los puertos españoles en el ámbito del transporte marítimo. La propuesta de revisión de las normas medioambientales tenía el objetivo nivelar el campo de juego y garantizar que las regulaciones sean equitativas para todos los puertos.


Las embarcaciones que cubren rutas dentro de la Unión Europea (UE) deben pagar 100% del CO2 emitido, según el precio de mercado que proyecte el ETS, mientras que los que llegan a la UE desde otras jurisdicciones deben pagar el 50%.


España teme que los transportistas trasladen sus operaciones a puertos no comunitarios de Argelia, Marruecos o el Reino Unido, así como a Noruega e Islandia, que no son miembros de la UE pero sí del Espacio Económico Europeo, y eventualmente tendrán que adaptarse a la normativa comunitaria, o incluso a Rusia, si cambia la actual situación geopolítica.

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